Cómic chileno en Brasil: Una invasión que crece
"Quadrinhos" hechos en Chile

Desde 2019, la historieta chilena ha comenzado a publicarse de manera constante en Brasil. Eterna ausente en esas latitudes -con contadas excepciones- indagamos en las razones que han permitido que más cómics chilenos se transformen en “quadrinhos”.
Por Claudio Alvarez
Hasta hace pocos años, el cómic chileno era prácticamente inexistente para los lectores brasileños. Solo el infaltable Condorito, que alcanzó a tener 12 números publicados en 1982 y luego 8 más entre 1991 y 1992, y Juan Buscamares de Félix Vega, que apareció en las páginas de la edición brasileña de Heavy Metal en 1997, se contaban como embajadores exclusivos de la historieta nacional en el país más grande de América del Sur. Pero eso está cambiado de manera radical.
El Ejército de Dios: Fuego y Azufre (2019), una nueva edición de Condorito (2020), la serie de tres aventuras de El Gran Guarén (2021), Malas Calles (2021), El Último Detective (2021), Mocha Dick (2021), El Viudo (2021), Hijo de Ladrón (2021) y Los Años de Allende (2021), son parte de la “avanzada” de los ‘quadrinhos’ chilenos editados en Brasil. Un grupo que tendrá nuevos integrantes, gracias a los recientes anuncios de publicación de Los Fantasmas de Pinochet (Conrad, 2022) y London After Midnight (Quadriculando, 2022).
Pero ¿qué hizo que las historietas nacionales llegaran -después de décadas- a los ojos de los editores y lectores de Brasil?

Argentina abre las puertas
Para Cassius Medauar, editor de Conrad, la “proliferación” del cómic chileno se debe a “una combinación de diferentes factores: primero, hoy en día la cantidad de cómics publicados en Brasil es enorme y por eso las editoriales siempre están buscando cosas nuevas. Además, siempre miramos mucho a Argentina, era natural empezar a mirar a otros países latinos en algún momento”, asegura.
Pedro Ferreira y Mariana Viana, periodistas y creadores de la plataforma especializada Fora do Plástico, coinciden con que “ha habido un interés general en los cómics latinoamericanos en los últimos años en Brasil, lo cual es genial. La historieta argentina, a partir del rescate de nombres como Alberto Breccia, Carlos Trillo y Héctor Germán Oesterheld, parece haber ‘abierto las puertas’ en ese sentido, ya que contamos con un volumen importante de publicaciones, y esto también ha sucedido con la historieta argentina contemporánea”. Según ambos, en Brasil se percibe la historia latinoamericana como un producto ‘de calidad’, “lo que despierta el interés de las editoriales por obras de los países vecinos, que tienen una producción de historietas menos conocida en Brasil que la argentina. Este parece ser el caso de Chile”.
Thiago Modenesi, editor de Quadriculando, complementa que “Brasil vive una situación bastante peculiar: hay un aumento del número de editoriales especializadas en la publicación de cómics, que hoy son cerca de 40, lo que ha hecho que se busquen más y mejores títulos, incluidos los cómics chilenos, que han sido traídos por varias de nuestras editoriales”.

El “factor Geraldo”
Cassius Medauar también destaca la importancia del rol que ha jugado la presencia en Chile de Geraldo Borges, dibujante brasileño y fundador de la agencia ArtistGO, que vive hace cuatro años en el país. “(Ha sido importante) el hecho de que Geraldo Borges esté viviendo en Chile y publicitando material chileno. Eso, además de publicar “El Último Detective” allá y que, más tarde, esta historieta llegara a Brasil a través de Conrad. Y, por último, el hecho de que Chile haya impulsado un intercambio con editores brasileños en los últimos años, como Sidney Gusman (MSP) y Claudio Martini, de la editorial Zarabatana” (Nota: ambos visitaron Chile en los últimos años).
Modenesi, por su parte, apunta que los títulos chilenos pueden no estar llegando en el mejor escenario: “es una lástima que este aumento de editores se produzca en un momento económico y político complicado, con un aumento del desempleo, un descenso del consumo, incluso de cómics, y el cierre de varias cadenas de librerías”.

Un público agradecido pero impaciente
Pero, en un mercado tan grande y variado… ¿juega a favor o en contra de la obra ser chilena? ¿Pesan más los dibujos y la historia o su “nacionalidad? “Creo que el público lo agradece más por ser un cómic extranjero, pero si no es una buena historia, esta ‘buena voluntad’ de los lectores se acaba rápido. Además, si no hay una buena publicidad, de nada sirve ser extranjero o brasileño”, asegura Medauar al respecto.
Para Pedro y Mariana “el hecho de que llegue material extranjero a nuestro país ya parece ser una especie de ‘sello de calidad’ que atrae a los lectores. Sin embargo, esto no significa que el público no reciba bien los propios cómics brasileños, pero da la impresión que necesitan un poco más de validación por parte de lectores y críticos para ganar más relevancia”.
Thiago Modenesi, por su parte, afirma que “el aumento de las editoriales abrió un mundo de posibilidades, trayendo al público brasileño artistas con los que nunca habían tenido contacto, materiales para adultos e historias excelentes, algo que conquistó a nuestro público y ocupó un espacio importante en el mercado, hoy hay demanda de autores argentinos, chilenos, peruanos y otros latinoamericanos”.
Influencers y cómic de USA
Un matiz ofrece Sidney Gusman, editor de Mauricio de Souza Producciones, casa de la popularísima Turma da Mônica (con más de 10 millones de lectores mensuales, un 85% del mercado de ‘quadrinhos’ infanto-juveniles), y uno de los más conocidos profesionales del mundo de los “quadrinhos” en Brasil. “Hay cómics chilenos que tienen una gran calidad, que son muy buenos y que inexplicablemente no llegaron por aquí”, comenta Gusman y complementa que “hay un peso diferente para algunos lectores, que dicen ‘nunca escuché hablar de cómics chilenos’, y si es algo extranjero les interesan más las historietas estadounidenses”. Asimismo, afirma que “lo ideal sería que lo importante fuera solo la historia y los dibujos, pero eso desafortunadamente no es siempre así. En muchos casos es fundamental la participación de influencers y periodistas hablando de los cómics para que más gente los conozca”, afirma.

Hacia la “invasión” de Brasil
¿Dio el cómic chileno un paso clave para instalarse en Brasil de manera más permanente? Para Gusman, todavía “falta para hablar de una `invasión’ del cómic chileno, pero ya que estén presentes aquí es un cambio significativo, porque antes solo teníamos a Condorito. Ahora hemos conseguido conocer obras más nuevas y contemporáneas. Estamos explorando un poco más lo que se está produciendo en Chile”.
Pedro y Mariana coinciden en que “en cuanto al volumen de publicaciones, aún parece prematuro llamarlo una “invasión chilena”, pero creemos que es un gran avance en ese sentido. Hoy conocemos mucho más que Condorito, principalmente gracias al trabajo de editoriales como Quadriculando, Conrad (que está creando un catálogo de historietas chilenas) y Zarabatana (que es pionera en publicar latinoamericanos en Brasil).”
Otra mirada tiene Cassius Medauar, que asegura que “las historietas chilenas publicadas en los últimos años han mostrado a los lectores brasileños la calidad de los cómics chilenos y sí, creo que esta ‘invasión’ seguirá ocurriendo en Brasil al buen nivel que veo hoy”.

ALGUNOS CÓMICS CHILENOS EN BRASIL
Conrad Editora
- Os Fantasmas de Pinochet. Francisco Ortega y Félix Vega.
- Mocha Dick – A Lenda da Baleia Branca. Francisco Ortega y Gonzalo Martínez.
- O Último Detetive. Geraldo Borges y Claudio Alvarez.
- El Gran Guarén: O Ataque dos Ratos. Claudio Alvarez y Pedro Tralkan.
- El Gran Guarén: A Vingança do Rei Rato. Claudio Alvarez y Pedro Tralkan.
- El Gran Guarén: Amazonas. Claudio Alvarez y Moisés Hidalgo.
Zarabatana
- Os Anos Allende. Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta.
Quadriculando
- Vampiros da Meia-Noite. Gonzalo Oyanedel y Enrique Alcatena
- Giby #1 (Malas Calles). Gonzalo Oyanedel y Ximena Rodríguez.
- O Viúvo. Gonzalo Oyanedel, Rodrigo Campos, Cristian Docolomansky y Juan “Nitrox” Márquez.
- Condorito. Pepo.
Veneta
- Filho de Ladrão. Christian Morales, Luiz Martínez y Marco Herrera.