Panchulei: “Antes se juzgaba con muy malos ojos lo distinto”

Enero 8, 2023 Editor

La historietista chilena radicada en España, nos compartió su visión sobre el llamado “boom del cómic chileno” y su opinión sobre cómo se ve la escena local hoy.

¿Cómo recuerdas la época del llamado ‘boom’ (años 2010-15)? ¿Cuáles crees que fueron los hitos más relevantes?

Mis inicios en el mundo de la historieta fue justo un poquito antes de este «boom», allí por los años 2008 y 2009. Recuerdo mucha efervescencia en el ambiente, todo era nuevo, colorido y muy buena onda, muchas autorxs con ganas de crear, armar colectivos y comenzando a investigar de qué formas se podía hacer del noveno arte un camino viable de creación y comunicación.

Algunos de los hitos que recuerdo con más relevancia de esa época, es la Feria del Cómic de Plaza Brasil, la cual contaba solo con historietistas y creadores, lejos de la parafernalia de los fans del mundo friki, lo cual atraía un público distinto, más familiar y que se encontraba con esta feria casi de casualidad, la disfrutaban y vivían con mucha alegría. Fui parte de todas sus versiones y creo que por lejos fueron las mejores instancias en las que he participado en Chile, ya que fueron semillero de lo que vino luego en Chile con la creación de editoriales y la aparición de nuevxs historietistas, tal vez solo comparables con GRAF u Oh!Comics en Barcelona y otros festivales de corte más alternativo en el mundo. Otros recuerdos fueron las primeras versiones de ComicCon Chile y FIC Santiago, ambas en 2011, y en las que tuve el honor de participar en sus Artist Alley. Eran más grandes, sobre todo la ComicCon en las que sus primeras versiones fueron en la Estación Mapocho, un lugar donde siempre han convergido diferentes tipos de públicos y lectores. Estos eventos llamaron mucho la atención de la prensa y de nuevos medios especializados, lo que también ha ayudado en la última década a empujar la escena.

Pero lejos lo que más recuerdo, fue la aparición de muchas historietistas, como Sol Díaz, Daniela Thiers y la consagración de Maliki, destacando publicaciones colectivas como Tribuna Femenina Cómix encabezada por Melina Rapimán. Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que esos años fue el inicio de una nueva era, donde se comenzó a dibujar sobre otros temas, la no ficción comenzó a tener un nuevo espacio, así como las creaciones para otros públicos, ya sea infantil y juvenil que habían quedado atrás en los 90’s e inicios del 2000, volvían con nuevos colores.

¿En qué crees que se diferencia con el momento actual?

Antes se juzgaba con muy malos ojos lo distinto. Muchas personas invalidaban la creación de corte más underground, autobiográficas e incluso ¡la no ficción! Para qué hablar de cómo nos catalogaban a muchas de las mujeres en la escena de la historieta chilena. Eso aún no se acaba, lamento decirlo, pero al menos hay un entendimiento de que no todxs lxs historietistas deben de seguir el mismo canon, la misma forma de hacer ni de publicar. Eso ha permitido crear un espacio nuevo de lectores y nuevas posibilidades de reflejarnos como sociedad y permitirnos soñar para el futuro. Creo que ahora la creación es más libre, y eso me encanta. Hay historietistas como Gabriel Garvo, Rebeca Peña, Estefani con E, Karlo Humor, Gaviota Cercós, Carlos Reyes, Rodrigo Elgueta y Consuterra que han traído savia nueva, he quedado fascinada con sus formas de narrar. A su vez, no solo en esta área se han abierto nuevas creaciones, veo que ahora ya no se mira con tanta distancia estilos como el manga, artistas como Paulina Palacios, Pía Prado y Pablo Monreal, han sabido crear su propio estilo narrativo y gráfico, utilizando de base este estilo japonés. Creo que les debemos mucho a ellxs, han traído avalanchas de nuevxs lectorxs a la escena.

¿Qué crees que nos dejó ese momento?

La creación de nuevas editoriales y eventos, que han permitido a pequeña escala, que la escena exista. También las editoriales trasnacionales han hecho lo suyo, «¡Oh, esto funciona! Se vende y la gente quiere leer historietas», fue como que descubrieran la luna y han hecho de esta última década también algo viable en lo comercial, lo cual ha ayudado a que muchxs artistas puedan publicar. Y repitiendo el punto anterior, también abrió las posibilidades de hacer otros tipos de historietas, con nuevas historias y estilos, y eso se agradece muchísimo.

Otro hito importante, es la incorporación del mundo académico a la escena. Se comenzó a investigar, analizar y ser objeto de investigación. También se comenzó a trabajar en el rescate patrimonial, lo cual ahora se ha convertido en editoriales como Letra Capital, Grafito Ediciones, Nautacolecciones, y la red RING de investigación.

¿Crees que es algo que se puede repetir?

Mi sueño es que se repita algo como la Feria del Cómic de Plaza Brasil, que despeguemos el noveno arte de la cultura friki, aunque sea un poquito, que vuelva al lector común y corriente. Vivo en España hace cuatro años, y se ha podido hacer aquí con gran éxito, incorporando los libros de historietas al ecosistema del mundo del libro, no solo en lo teórico, sino que también en lo práctico. En Chile veo que se ha avanzado mucho, pero falta demasiado. Cuando fui a Chile en septiembre pasado me llevé una gran decepción en cuanto a la presencia de las publicaciones de historietas en las librerías generalistas, que siguen siendo puestos entre libros ilustrados y mezclados sin mucho criterio, además de la escasa oferta nacional. Creo que ferias y festivales de historietas que llamen al público común, podrían ser una especie de megáfono que amplifique nuevas propuestas, tanto, que sea inevitable que esas publicaciones tengan un lugar protagónico en los lugares de venta masivos.