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Claudio Aguilera: “El boom dejó una escena que se ha ido fortaleciendo y profesionalizando”

Claudio Aguilera es jefe del Archivo de Láminas y Estampas de la Biblioteca Nacional. Foto: Revista Patrimonio de Chile.

  • Escritor, editor e investigador de historieta, Claudio Aguilera respondió nuestro cuestionario sobre el ‘boom’ del cómic chileno. Desde hace años jefe del Archivo de Láminas y Estampas de la Biblioteca Nacional, Aguilera destaca el momento actual.

¿Cómo recuerdas la época del llamado ‘boom’ (años 2010-15)?

Ya desde el 2000 comenzó a notarse un aumento en la producción y diversidad de publicaciones. Un ejemplo eran los libros de Gonzalo Martínez o Claudio Romo. Además, se realizaron exposiciones importantes como ‘Por viaje vendo’ del colectivo Siete Rayas en 2007, ‘¡Exijo una explicación!’ en el Museo de Bellas Artes en 2008 o ferias como la de la Plaza Brasil, lo que ya hablaba de un interés de las instituciones y el público por la historieta y la ilustración. Creo que a partir del 2010, además del nacimiento de nuevas editoriales y un aumento de las publicaciones, el gran cambio fue de autopercepción. Se pasó de una sensación de publicar en forma aislada a formar parte de una comunidad y sentir que realmente se podía hacer historieta en Chile. 

¿Cuáles crees que fueron los hitos más relevantes?

Más que libros en particular, me parece que la visibilización del trabajo del dibujante y que se comenzaran a reconocer a ciertas figuras como Mala Imagen, Maliki, Gabriel Rodríguez o Daniela Thiers, y otros, fue un signo. El público compraba sus libros, quería sus firmas y conocerlos. La historieta comenzaba a salir de su nicho y se instalaba en los medios de comunicación, en las universidades y en eventos como FIC Santiago.

¿Qué rol crees que jugaron lugares como el Café Cómics y Galería Plop?

Creo que un rol importante, porque fueron espacios para que la gente se reuniera, se conociera e hiciera comunidad. Antes muchos dibujantes solo se habían visto a través de las redes sociales. También fue un espacio pionero para poner en valor la obra original. Cuando PLOP! comenzó, muchos dibujantes no sabían que existía interés por los originales, ni siquiera sabían qué valor darles, y las exposiciones de originales eran muchas veces precarias y descuidadas. También difundimos soportes como la impresión digital y los certificados de autenticidad, prácticas poco conocidas en el medio.

Los fundadores de Plop! Galería. Foto de Mesa Gráfica.

¿En qué crees que se diferencia con el momento actual?

Hay una mayor diversidad de publicaciones, desde fanzines a ediciones en tapa dura impresas en China, y también mayor diversidad de temáticas, incluyendo historieta hecha por mujeres, historietas para niños y jóvenes, biografías, humor, aventuras, etc. Otro cambio es el apoyo estatal, a través de fondos, premios, compras o espacios especializados, que está impulsando y ayudando a profesionalizar el medio. Por otra parte, la producción ya no se concentra en Santiago y están surgiendo autores y eventos en regiones. Finalmente, destacaría el creciente rol de la academia que está mirando con mayor atención la producción chilena y el trabajo de internacionalización que a través de un trabajo público y privado ha permitido que muchos libros chilenos se difundan en el exterior en las grandes ferias y que editoriales extranjeras publiquen a autores chilenos.

¿Qué crees que nos dejó ese momento?

Una conciencia de que es posible hacer historieta en Chile, que hay capacidad para crear buenas e interesantes historias, diversas y para un espectro amplio de públicos. Y, lo más importante, el desarrollo de una escena que en los últimos años se ha ido fortaleciendo y profesionalizando.

¿Crees que es algo que se puede repetir?

Cuando miramos la historia de la historieta chilena nos damos cuenta que ha habido distintos momentos de crecimiento explosivo. Los podemos llamar ‘edad de oro’ o ‘boom’, pero lo que tienen en común es su carácter efímero. Por eso, en lo personal, miro con cierta distancia estos periodos y prefiero apostar a un desarrollo más lento y sostenido. En cualquier caso, a pesar de la compleja situación económica y la baja que implicó la pandemia, veo con optimismo el presente de la historieta y creo que los próximos años serán de consolidación.

 

Lee la nota original:

El “boom” del cómic chileno, diez años después.

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